En el edificio en el que nuestro cuerpo se erige, existen fisuras consecuencia de los golpes que el tiempo ha producido sobre nuestro YO como dardos infalibles, que al mismo tiempo fortalecen el alma de la autora, extrema, emocional, simbolista, radical, intensa, surrealista, reivindicativa, sarcástica, que deja la huella de la experiencia a través de la imagen y la palabra, de un fuerte espíritu de critica y protesta contra este mundo contemporáneo en donde el hedor de la injusticia, la hipocresía y la desigualdad resquebrajan el terreno agrietado de los días.
Que el dominio de ti me lleve a tientas, con la aurora desnudándome venas adentro, espesura de latidos que me corroe, dentro, huye hacia dentro, que la cerradura grita hierro en estribor. Fugaz. Como el águila contra murallas y adobe. Y así tu rayo me lleve veloz con la flecha hacia el cielo sangrante. Que la lluvia vuele, que el zafiro vuele en tu destello de ciudad helada. Veneno omnipotente en las entrañas de mi ser.