La doctrina del Grial «se refiere a un Misterio presente sobre la Tierra con la plenitud de su virtud celeste, al que no se accede sino por vía de calificación y en peligro de muerte». Su característica menos legendaria es haber sido el cáliz que Jesucristo elevó en su Última Cena, y en el que -dice la leyenda- José de Arimatea recogió la sangre que fluía de las llagas de Cristo. Fue san Lorenzo quien, en tiempos de la persecución de Valeriano (258-260), lo envió junto con una carta a su tierra natal: Huesca. Desde allí inició periplo por los altos lugares catalano-aragoneses, hasta recalar por fin en la catedral de Valencia hacia 1424.
Richard Wagner dice en su Parsifal que el lugar de la escena son los terrenos y es el castillo del Grial «Monsalvat», país con el carácter de las montañas del norte de la España gótica, exactamente la santa montaña: Montserrat. Los caballeros del Grial pueden ser vistos cuando no se visten de niebla. Son los inquietantes monolitos que han tomado extrañas y grisáceas formas: los Encantats, el gigante Cavall Bernat, el del Gorro Frigi, los del els Flautats, su superintendente el Cap-de-Mort, y cien más.
LUIS MIGUEL MARTÍNEZ OTERO es el autor de El priorato de Sión, Los Illuminati y La masonería, entre otros. En el presente trabajo, Luis Miguel Martínez Otero selecciona y analiza las partes más sustantivas de las diversas romanzas del Grial, las de Chrétien de Troyes, Wolfram von Eschenbach y Robert de Boron.