La primera reacción de los niños ante la poesía es el pudor a expresar sus sentimientos más íntimos, de manera que cuando lo consiguen, además de aprender a comunicarlos, supone una gran victoria personal. A medida que íbamos trabajando las poesías contenidas en este libro en clase, la relación de los alumnos entre ellos y conmigo fue enriqueciéndose y haciéndose más espontánea y cercana, consiguiendo así un ambiente muy gratificante en el aula.