Parker, en su corta vida, fue capaz de marcar unas pautas, unas direcciones nuevas e influir tremendamente en el enfoque de las Artes Marciales en general más allá de los estilos.
Parker enseñó a Elvis, participó en muchas películas, hizo muchísimas cosas pero, sobre todo, repensó las herencias que había recibido y abrió al mundo una fórmula de concebir el combate verdaderamente original y lógica.
Su carácter abierto a toda innovación tenía fuertes raíces en Hawai lo que sostuvo su intento de concebir un estilo sincrético, pero con una definitiva personalidad propia.
Son muchos los que le recuerdan y muchos los que quisieron asumir la patria potestad de sus herencias marciales. Políticas aparte, el Kenpo pervive con intensidad en grupos de trabajo en todo el mundo bajo la tutela de instructores que estudiaron el Arte de Parker.
Hoy recordamos al Maestro con la sencillez de la experiencia de un espontáneo alumno, lo vemos a través de sus ojos limpios, no mancillados por políticas o intereses, hoy recordamos a un gran artista marcial.
¡Gracias señor Parker!
Alfredo Tucci