Emma Clark había regresado a Buckhorn. De adolescente, Emma había sido una rubia oxigenada con demasiado maquillaje y muy mala reputación... que había hecho todo lo posible por llevarse a la cama a Casey Hudson, el chico más guapo del pueblo y el único que parecía prestarle algo de atención. Como le habría sucedido a cualquier adolescente, a Casey le había resultado muy difícil resistirse a Emma. Ahora, ocho años después, era sencillamente imposible. La sensualidad de la Emma adulta era más sutil y más cautivadora. Tenía que hacerla suya. Sin embargo, Emma parecía empeñada en rehuirlo. Tendría que convencerla de que la atracción que sentía por ella no era a causa del deseo reprimido de adolescente, sino del amor verdadero de un hombre adulto...