Si bien la globalización no es un proceso específico del siglo XX, los avances tecnológicos que la caracterizan en la actualidad son inéditos.Durante los últimos treinta años, su desarrollo generó cambios muy fuertes en el Estado que, sumados a las políticas neoliberales de nes de los años ochenta y sobre todo en la década del noventa, impactaron decisiva- mente en los gobiernos locales que comenzaron a asumir responsabilidades hasta entonces impensadas. En nuestro país, el proceso de reforma del Estado vino de la mano de la privatización de empresas, la reducción del gasto público y la desregulación económica. Esta combinación modificó definitivamente las relaciones entre nación, provincia y municipio y generó un cambio en las funciones y roles de este último nivel. Sin ahondar en los efectos devastadores del neoliberalismo sobre los territorios locales, podemos afirmar que tras el proceso de reforma del Estado de los años noventa, nuestro país asistió a lo que denomino ?des- centralización forzada?, a partir de la cual los municipios comenzaron a asumir nuevas responsabilidades sin recursos ni competencias y alejándose cada vez más de sus tradicionales ""funciones ABL"" (alumbrado, barrido y limpieza). Inmersos en esta nueva realidad descentralizadora y portadora de avances tecnológicos cada vez más vertiginosos, los gobiernos locales debieron hacerse cargo de las nuevas funciones. Algunos municipios gestionaron acciones de asistencia directa para resolver problemáticas derivadas de de- mandas concretas como, por ejemplo, la atención de sectores de mayor vulnerabilidad social. Otros comenzaron a transitar el camino hacia la planificación de estrategias que incorporaran la visión ciudadana. Algunos ingresaron en profundas crisis económico- financieras. Hubo los que potenciaron sus fortalezas y oportunidades con objetivos crecientes de fortalecimiento institucional, modernización, planificación estratégica y gestión concertada de actores.