La ética ha de impregnar todas las decisiones de directivos y personal con mando -ya que siempre afectan a alguien- y formar parte consustancial de la cultura de empresa. Los principios éticos realistas y objetivos deben comprometer y orientar el desarrollo y la búsqueda de la excelencia humana, y también de las organizaciones. No se trata solo de actuar bien procurando no perjudicar a nadie, sino también de demostrarlo. Definir claramente junto a la "misión" y "visión" de la empresa los principios y los códigos de actuación para que todo el mundo entienda claramente lo que se exige y lo que hay que evitar es la mejor manera de empezar a materializar tal compromiso. Hay que tener en cuenta que la ética en el trabajo está en la esencia de la acción preventiva de los riesgos laborales. Viéndolo desde esta perspectiva, se podrá entender y desarrollar con mayor facilidad la prevención y la mejora de las condiciones de trabajo. Pero la empresa debe ser ética también en sus relaciones con el resto de los grupos de interés con los que se relaciona: clientes, proveedores y sociedad. La información y transparencia permitirá actuar en coherencia y que se autocontrolen los compromisos adquiridos.Por ello, las relaciones con los trabajadores habrían de ser prioritarias y se deberían asegurar unas condiciones de trabajo seguras y saludables. Las condiciones de trabajo son el conjunto de variables que determinan la calidad de vida laboral. Pueden ser factor de riesgo y generar daños laborales de todo tipo, pero también pueden y deben contribuir al bienestar y a la salud de las personas y organizaciones. El cumplimiento de la reglamentación vigente es un primer paso esencial, pero que no debiera limitarse a mínimos. La prevención de riesgos laborales ha de ser asumida como una obligación, pero también como una oportunidad, como una inversión y no solo como un coste, buscando bajo una concepción empresarial la eficiencia en todas las actuaciones. La experiencia demuestra que lo que se hace por obligación no genera verdadero interés. La satisfacción en el trabajo, como uno de los objetivos de una política acertada, debería ser uno de los resultados que alcanzar, así como el conseguir complementariamente un buen clima laboral. De esta manera, la atención a las condiciones de trabajo se convierte en condición indispensable para la implicación de las personas en los objetivos empresariales. Las personas y con ellas sus condiciones de trabajo están en el corazón de los sistemas de gestión eficaces.