Como cada mañana, la bestia se acercó a beber a la orilla. Miró a su alrededor, los ojos negros, pequeños e inteligentes observando los matorrales cercanos. La lengua bífida, delgada como su cráneo alargado, entraba y salía de la boca trayéndole olores desde una distancia de varios kilómetros. Los animales huían de él, o se escondían, pero no importaba, porque él era un maestro de la caza. Pasaron algunas horas, pero ninguna prisa lo espoleaba. Simplemente esperaba paciente? ¿Mito o realidad? En una lejana época medieval, los asaltos al ganado y las muertes de varias personas parecen apuntar a que el monstruo ha regresado y está provocando que surja un caballero capaz de vencerlo.