En estos cursos Palazuelo sostenía que no se puede enseñar a pintar, sino a preparar para ver. A partir de ese convencimiento, defendía un sincretismo capaz de conciliar las cosmovisiones de la cultura occidental y oriental, de reunir en un solo relato las concepciones filosóficas que implican las ciencias contemporáneas con las distintas ramas del misticismo de Oriente, para alcanzar una nueva visión del espacio.