Argumento de Gente Nueva
No hubo nunca una generación literaria tan olvidada y desconocida como la que se recoge en las páginas de Gente nueva, brillante retrato crítico de una variopinta pléyade de escritores que se había dado a conocer en esos tiempos inciertos y convulsos que fueron las últimas décadas del siglo XIX español y que hoy contemplamos como el modelo más genuino de nuestra bohemia finisecular. Están aquí Alejandro Sawa junto a Mariano de Cavia, Joaquín Dicenta con Emilio Ferrari, José Zahonero, Bonafoux, Pompeyo Gener, Torromé y así hasta diecinueve escritores y críticos que trataban de hacerse un sitio entre las generaciones anteriores. El libro de Luis París, escrito en 1889, tiene interés además por su temprano y atinado diagnóstico de la situación del mundo literario de aquellos años cuya caracterización ensayó con un personalísimo estudio general al que sigue la colección de diecinueve semblanzas, llevando a cabo lo que calificó como un ejercicio de «crítica inductiva», consistente en una observación directa y desprejuiciada de lo que veía bullir a su alrededor y más concretamente entre los escritores que mostraban cierta novedad y posicionamientos ideológicos comprometidos, que han llevado a la crítica posterior a situar a varios de ellos en el llamado «naturalismo social» o «naturalismo radical». Ante todo, Luis París, a su vez un polivalente intelectual y agitador cultural hoy injustamente olvidado, buscaba hacer un diagnóstico de la situación y que los propios escritores tomaran conciencia de su valer y de su posible utilidad social: «creo en vosotros, repito ?dirá?, pero quisiera que fuerais siempre dignos de vosotros mismos y de vuestra época; que las decadencias o los renacimientos de los pueblos los marcan los caracteres de sus hombres. Mucho tenéis que hacer, pesada es la carga que sobre vuestros hombros gravita, y grandes las barreras que la tradición y el pasado han dejado cimentadas ante vuestro paso. ¡Adelante! Sin embargo, que el porvenir os pertenece por derecho, y os esperan los albores del nuevo siglo para ornar vuestras frentes con el nimbo dorado de la gloria».0