Antoni Gaudí llegó a la catedral de Palma de Mallorca el invierno de 1902 para emprender la restauración de una parte del templo. En esta tarea le ayudaron los artistas Josep Maria Jujol, Joan Rubió y Joaquim Torres-Garcia. Pese a que su trabajo fue muy criticado debido a la eliminación de algunos elementos tradicionales, el resultado asombra y desafía el paso del tiempo.