Con La babosa (1952), el escritor paraguayo Gabriel Casaccia inicia un ciclo de novelas cuya acción se sitúa en la villa de Areguá. La distancia espacio-temporal con la realidad objeto de las tramas Casaccia las redacta en Argentina sugiere el papel preponderante de la memoria en la configuración del universo literario. De esta manera, la reflexión acerca de la identidad suscita la confrontación con el espacio que la memoria alberga: no solo con el real, percibido e interiorizado por el autor, sino también con el literario configurado por la tradición. Frente a este último, las novelas de Casaccia plantean lo problemático del habitar humano, bajo la forma de posesión traumática del contorno, lo cual supone una ruptura con la literatura precedente, y un rasgo importante de la modernización de la narrativa paraguaya.