Saber que el entorno es fundamental en el desarrollo del niño otorga a los padres mayores responsabilidades y transforma su papel de forma radical. Ya no son sólo los encargados de procurar sustento a su hijo; son sus estimuladores, sus modelos emocionales, sus guías en las artes humanas de la empatía, la paciencia, el sentido del humor... Como afirma el doctor Verny: «La primera escuela es el vientre materno».
Hoy sabemos que el cerebro del futuro bebé está conectado a su entorno, recogiendo estímulos e impresiones. Lo queramos o no, todo lo que hacemos
nuestras palabras, nuestros gestos, la rabia que liberamos o incluso las lágrimas que reprimimos constituyen para los niños lecciones secretas sobre ellos mismos y sobre nosotros, sus padres.
En opinión de los autores, una paternidad consciente comienza con la aceptación del reto que supone la crianza y el cuidado de un hijo. En este libro, explican a los padres cómo pueden crear el entorno adecuado para que los pequeños desarrollen todas sus capacidades potenciales.