Una raza extraterrestre envía una monumental nave a la Tierra. Ningún misil consigue detenerla y finalmente ameriza en el océano Atlántico. Resulta ser una gigantesca carroza fúnebre automática, un ataúd cósmico autopropulsado con el cadáver de un anciano gigante dentro. Una voz grabada le comunica a la Humanidad en todos los idiomas que se trata nada más y nada menos que de. DIOS. Y que, como hijos suyos, debemos velarlo.
La noticia provoca una gran conmoción mundial, miles de creyentes de todas las religiones llegan en peregrinación acuática mientras los militares imponen un estricto bloqueo naval y aéreo, pues piensan que la nave es la avanzada de una invasión extraterrestre, camuflada con la religión.