Argumento de Fundido a Negro
Iván Rodríguez es un canario de treinta y dos años que trabaja en un refugio de animales abandonados en las afueras de Barcelona. La mayor parte de la jornada laboral la dedica a jugar al solitario en el ordenador, pasear con una vieja perra con Alzheimer y charlar sobre temas seudofilosóficos con Nuria, su compañera de trabajo. Pero entre charla y charla Iván se dedica a repasar a cámara rápida, como si de una película resumida se tratase, la historia de su vida, y lo que ve no le gusta. Ha sido la suya, a pesar de su corta edad, una vida signada por la ininterrumpida búsqueda de salidas de emergencia por las que poder escapar de sus constantes fracasos y derrotas, principalmente en el plano sentimental. Es así como comienza a rememorar los avatares de su último desastre amoroso, el cual estuvo marcado por la necesidad y la imposibilidad de escoger entre dos mujeres: Carolina, afamada estrella madrileña de películas pornográficas con la que convivió durante los últimos cuatro años, y Lotta, estudiante sueca de filosofía y militante feminista que conoció en el bar de Barrio Gótico donde trabajaba anteriormente.
Sintiéndose prematuramente viejo, cansado y desilusionado, Iván decide una vez más seguir sus instintos y emprender un nuevo escape, esta vez a un campo de recogida de fresas en un pueblo de Dinamarca. Allí le esperan nuevas sorpresas, numerosos descubrimientos y algunas decepciones de las que se defenderá, como siempre, haciendo uso de su inagotable buen humor.1