Lang tenía una bien ganada fama de sádico y obsesivo en el plató. Su comportamiento recordaba a muchos de los que trabajaron con él al mismísimo Adolf Hitler. Pero el director vienés fue, por encima de todo, un rebelde. Adoptando el punto de vista de los personajes marginales y desfavorecidos, todas sus películas tratan sobre la lucha del hombre contra un universo hostil, unas fuerzas ajenas a nosotros que determinan nuestra vida y nuestro destino en formas que no podemos predecir ni modificar.