Los que eran estudiantes cuando el asesinato de Carrero Blanco, son
ahora profesionales; los adictos al franquismo están jubilados. Unos y otros asisten, desde el alivio o el estupor, a los cambios de una nueva época. Y mientras, los representantes del orden utilizan para sus propios fines la maquinaria represiva del franquismo.
Los protagonistas narran los hechos desde la intensa emoción de esos años en que el miedo y la ilusión eran la cara y la cruz de la misma moneda y en los que la muerte se convirtió en un personaje central de la vida española. Entre las voces de sus víctimas destaca la del hombre que rigió los destinos del país durante cuarenta años y que ahora agoniza consciente de que morir es más difícil que matar.