Una noche, en mitad de un sueño, Ramón Gómez de la Serna lanzó todas sus greguerías al aire y exclamó: «Que las ordenen otros». Este ejercicio de prestidigitación, digno de un autor que perfumó nuestro idioma con la nueva fragancia de las vanguardias, es el que Isabel Castaño y Raúl Vacas nos ofrecen en esta antología, donde las greguerías no solo están agrupadas por categorías temáticas sino tejidas entre sí para formar ficciones breves.
Las ilustraciones de Pablo Amargo, siempre llenas de ingenio, inteligencia y poesía, completan un libro hecho para ver, oír, oler, tocar y gustar.