Hola, soy Makoto Kobayashi. Bueno, no es que lo «sea», digamos más bien que me ha «tocado» su cuerpo en la lotería celestial. ¿Me explico? A ver, mientras Makoto se debatía entre la vida y la muerte, yo iba camino del cielo. Entonces se me apareció un ángel muy vacilón y exclamó algo así como: «¡Hoy es tu día de suerte, chaval!». Había ganado una segunda oportunidad y tendría un cuerpo nuevo, precisamente el de Makoto, un adolescente bajito, feúcho y antisocial. La bomba, vamos. Pero voy a aprovechar mi ocasión: Se van a quedar todos fl ipando en colores con el nuevo Makoto.