Zizek plantea un enfoque similar: el filósofo debe intervenir, pero de una manera distinta de la esperada. Aun cuando no pueda orientar en lo ateniente al abordaje de las cuestiones controvertidas de la actualidad, puede mostrar que han sido mal formuladas. Hay que modificar los conceptos de los debates: esta es la consigna de Zizek, y de ese modo llega a una filosofía entendida como anormalidad y exceso.