Los contenidos de cada tratado responden al juego entre la secuencia del texto bíblico comentado y los temas que se organizan en torno al texto. Estos temas pertenecen a un razonamiento general, conforme a una lectura en profundidad, es decir, alegórica. La temática alegórica aborda las figuras genesíacas desde los hermanos Caín y Abel hasta los relatos sobre el patriarca Noé. Las narraciones sobre estos personajes bíblicos son tomadas como significativas de las diversas etapas del itinerario del alma del hombre expulsado del paraíso hasta lograr la perfección del patriarca Abraham.
Estos tratados pueden haber cumplido una función social en la comunidad judía de Alejandría y de la diáspora de lengua griega. En una situación en que millares de judíos en el Mediterráneo eran educados según la paideia griega y se alejaban de sus modos tradicionales de vida, hacer una lectura de las promesas bíblicas en coincidencia con el sofisticado lenguaje de la filosofía estoico-platónica podía significar un proceso de historización del texto. En cierto modo, esta serie supone una reescritura de la Biblia, pero como alegoría, esto es, como transposición de lenguaje y descubrimiento de conexiones internas que tiende a fusionar el método de la filosofía con una escritura histórica determinada. Como escritura se ofrece cerrada y definitiva; como lectura está abierta al infinito.