Según Yu Dan, Confucio nos puede enseñar a ser felices. Las enseñanzas de Confucio, que los chinos memorizan en la escuela sin ya casi comprenderlas, se convierten aquí en una guía para enfrentarse al mundo de hoy y a sus problemas.
La autora sostiene que las Analectas no se escribieron para los eruditos, sino para ayudar a cualquiera a encontrar la armonía. Y va traduciendo las máximas confucianas a la mentalidad moderna, de la que las separaban veinticinco siglos.
Según ella, las palabras de Confucio, que hoy resultan oscuras, ofrecen en realidad principios sencillos para entender cosas tan vigentes como las relaciones entre amigos, el trato con la sociedad o las virtudes que debemos cultivar; sus enseñanzas componen una especie de manual de comportamiento que nos enseña qué podemos hacer para ser más felices.