Posteriormente, su trayectoria como consejero en los primeros gobiernos vascos aclara muchos entresijos de la reciente política autonómica y nacional. A su vez, la asfixiante mezcla de violencia y nacionalismo de su entorno halla un sereno reflejo en estas páginas, jalonadas por la muerte de demasiados personajes y compañeros que no se rindieron ante ninguna dictadura: Fernando Múgica, Fernando Buesa, José Luis López de Lacalle, Ernest Lluch... fe de vida es, ante todo, una defensa apasionada del coraje cívico contra toda clase de barbarie, además de una proclamación de fe en el valor de la palabra, la cultura y el humanismo por encima de cualquier ideología.