En este libro se interrogan algunos de los principios más férreos de la construcción de América. La irrupción de la escritura occidental es concebida como el inicio de un desorden del que emanan las consabidas obsesiones identitarias y unitarias, que atraviesan a los diferentes proyectos nacionales latinoamericanos, ahí donde política es también cultura y literautra. En la vorágine de proyectos fundacionales se orquesta una diferencia insalvable y aparece un fantasma subjetivo, que es índigena, aunque también marginal y popular. ¿Qué hacer, entonces, con éste? ¿Hay que exterminarlo, aculturarlo, asimilarlo, representarlo...? ¿O hay que usarlo como material para la modernidad desde una acción mitopolítica sin precedentes?
Lo que se presenta es un vasto recorrido por los discursos más incidentes de la modernización americana (méxico, Perú, Chile, Argentina...), deteniéndose tanto en las violencias civilizatorias del ensayo (Bello, Lastarria, Sarmiento...) como en los momentos en los que diversas literaturas latinoamericanas, desde la nvoela o la poesía, deciden enfrentarse al problema del indio y a los pliegues de la clase, la lengua y la raza. Así, las categorías fuertes de las experiencias literarias sw diluyen y los fracasos se suceden frente a un límite indígena de representación que parece infranqueable, como una condena apenas sorteada por Arguedas, Rulfo y algunos pocos.
Este paseo conflictivo por cierta historia latinoamericana participa de la deconstrucción, de explicaciones freudianas y lacanianas, del Marx de El dieciocho brumario, de la noción de historia de Michel de Certeau, de la biopolítica de MIchel Foucault y de la crítica como sabitaje de Manuel Asensi. E insiste con fuerza en el poder de los sistemas altaernativos latinoamericanos (Rama, Cornejo Polar) y de otras formas de crítica y lectura con capcidad de subversión de las líneas de pensamiento más occidentales (lienhard, Rowe).