Rowena Wilde, que trabajaba para la familia real de Edenbourg con total dedicación, estaba empeñada en esclarecer la misteriosa desaparición del rey. Para ello, lo primero que tuvo que hacer fue hacerse pasar por la niñera del hijo del principal sospechoso. Pero cuanto más intentaba demostrar la culpabilidad de Jake Stanbury, más creía en su inocencia. Cuando Jake le propuso un matrimonio de conveniencia para conservar la custodia de su hijo, Rowena se dio cuenta de lo difícil que le resultaría aceptar aquella unión temporal porque lo que realmente deseaba era estar con él para siempre.