Veintinueve mil veces respiramos cada día, veintiséis relatos componen Fakir de canciones: íntimos, de mágicos viajes, románticos, de crítica social, para gustos exquisitos, evocadores, con desbordado erotismo entre sus letras; una colección de instantes desgarradores y únicos, una serie fotogramas en blanco y negro acompañados por una poderosa banda sonora. Entre todas esas historias hay quien viaja hasta el infierno y quien vuelve desde allí; hay inagotables carreras mientras la lluvia salpica nuestro rostro; fantasmas del futuro que nos iluminan para tomar decisiones difíciles; algún amor que brota en la ciudad de luz y se culmina en la gran manzana; bailes de adolescentes jugando a ser adultos y adultos que juegan a ser adolescentes con el sexo de pago por único vínculo; vuelos a las estrellas y hasta una frustrada luna de miel; una completa simbiosis entre los sentidos, un variado recorrido tanto por el embrujo como por el desencanto que la vida tiene. Apenas unas pocas pinceladas bastan para conformar alguno de esos cuentos. Junto a estos, otros mucho más largos, prolijos y sin dejar ningún detalle por describir, van completando el recorrido por esta obra donde el autor nos muestra todo un universo repleto de añoranzas, vitalidad y poesía. Con un aspecto en común, la música, eje por el que hacer discurrir palabras, imaginación y sentimientos. Fakir de canciones, con el subtítulo de relatos para respirar, leer y escuchar, nos propone conjugar esos tres actos hasta aunarlos solamente en uno. Bien soñando al ritmo que marca cada aventura, bien embriagándonos con las notas musicales y como estas son traducidas en cada texto, e incluso inspirando al unísono con el autor y dejándonos transportar a cada narración. Un arriesgado y original libro que, embelesando a cada lector, susurrándole al oído, únicamente pretende hacer disfrutar con su lectura.