En base a estudios neurocientíficos y etimológicos se puede esclarecer nuestro conocimiento acerca de las relaciones entre las cosas/hechos, los conceptos, y los símbolos. En consecuencia, en las discusiones relativas a la existencia de lo que denominamos enfermedad, se debe distinguir lo conceptual de lo real. El autor plantea que apelando al origen del sentido del término existente, el concepto enfermedad no existe, sino que insiste.