Argumento de Excelsior
En una aristocrática y antigua finca mallorquina, Son Maraldí, construida sobre las terrazas de la sierra de Tramuntana que bajan hasta el mar, un joven escribe un «cuaderno de plata» en el que refleja, día a día, un amour fou y la honda, compleja y apasionada relación con su madre. En una isla del Mediterráneo habitada por feroces y singulares clanes primitivos y gobernada por la dictatorial Dama Sellenyac, otro joven busca con todas sus fuerzas, y con la ayuda de su poética madrastra, al padre, desaparecido en un naufragio misterioso. Y en una neogótica mansión del llano de Mallorca, Fornamira, una inteligente, extravagante y viejísima condesa de la Escocia profunda, intenta desesperadamente conseguir la ternura. El entrecruzamiento tríptico de estas historias barrocas da a luz una feliz narración. Biel Mesquida con una de las más bellas escrituras de los albores de este fin de siglo, ha elaborado una novela intensa, corrosiva y llena de encantos: inventa inquietudes y sorpresas en cada página, experimenta a conciencia las polifonías del texto y, como buen pionero de lo Nuevo contra lo Viejo, demuestra que la literatura es salud, como afirmó con rotundidad Deleuze. Ningún lector quedará indiferente ante estas páginas que cantan con sabiduría la fuerza vivificadora, balsámica y festiva de las letras y sus enigmáticos secretos y poderes humanizadores.1