Este libro expone uno de los problemas más acuciantes de la universidad actual: la pérdida de sus estudiantes. La matrícula crece año a año, pero los jóvenes abandonan los cursos al poco tiempo de iniciarlos. La deserción desnuda no sólo los problemas individuales de los estudiantes para hacer frente a la carrera, sino también dificultades institucionales y sociales en relación con la permanencia. La obra propone abordar la problemática desde una perspectiva holística revisando las diferentes dimensiones involucradas a fin de descubrir las causas y los procesos intervinientes en el fenómeno. Las consecuencias son importantes para el joven y su familia, pero también representan un derroche de recursos para las instituciones y la sociedad en su conjunto. La autora profundiza la mirada abordando problemáticas relativas a la universidad y al sujeto. Los adultos, en particular, los padres y profesores, debemos cimentar la educación de las generaciones futuras. No es suficiente con promover la asistencia a la universidad, ya que ni la gratuidad ni el acceso directo aseguran la permanencia. Es necesario pensar nuevas estrategias que aporten soluciones para lograr una trayectoria educativa continua que consolide la graduación. Así, este libro propone un cambio de perspectiva con miras a un nuevo paradigma inclusivo.