Argumento de Evanescente: ¿es la Realidad como Creemos?
Encuadernación: Rústica con solapas
Cuando leas este libro estarás mejor preparado para discernir lo real de lo que te puede parecer "muy real"?, pero... no lo es. Dado que para muchos la única realidad de la que podemos estar seguros es la que nos muestra la propia naturaleza, también se ocupa de desvelar sus más espectaculares manifestaciones. Ahora bien, ¿está preparado el cerebro de sapiens para conocer la verdadera realidad del universo?
¿De dónde nos viene nuestro conocimiento de la realidad? ¿Por qué hay algunas personas supersticiosas y otras no? ¿Qué papeles juegan la educación, el entorno social, la autoridad, o el acondicionamiento mental a que nos vemos sometidos desde que nacemos, en nuestras más íntimas convicciones? ¿Por qué damos mayor prioridad a aquellas creencias de la mayoría, o las que hemos heredado de nuestros padres y abuelos, a las de otras culturas y religiones? ¿Quién está detrás de que no conozcamos la realidad de las cosas? ¿Quién inventó las abominables falacias ancestrales que sumen a la humanidad en increíbles sufrimientos?
Pequeñas corazonadas como las del juego o la astrología, y otras pseudopercepciones con mucho mayor peso en nuestras vidas, nos acompañan prácticamente desde que nacemos. Pero, ¿qué hay de cierto en todas esas intuiciones? ¿Acaso la evolución nos ha dotado de un misterioso mecanismo que nos permite ver más allá del simple acontecer de los sucesos? A lo largo de la historia de la humanidad esta imperiosa necesidad de querer ver ciertas pautas de la naturaleza, o detectar ciertos comportamientos característicos de las personas, han alimentado la fuente principal del reservorio de nuestras percepciones y creencias.
Algunas veces, un acontecimiento que se sale de la norma general puede ser tomado como heraldo de grandes cambios en nuestras vidas. Solo ahora, en que disponemos de las herramientas adecuadas para saber cómo funciona nuestro cerebro somos capaces de discernir entre lo que verdaderamente debemos considerar como real de lo que pertenece la esfera de lo paranormal, como los temibles presagios o las curiosas -y a veces, hasta simpáticas- corazonadas, con el inconfundible marchamo que las acompaña de "fabricación propia". 1