España presenta un escenario preocupante para el Estado de Bienestar debido a la gravedad de la transición demográfica, el escaso grado de desarrollo y a desequilibrios en los ámbitos de intervención.
Los resultados son en cualquier caso concluyentes: con los planteamientos actuales, el Estado de Bienestar español no es sostenible y, a la vez, no se observan políticas que puedan hacer posible una mejora