Este libro tiene por tema uno de los problemas que la moderna filosofía moral no ha encarado debidamente: el de las relaciones entre el acervo de datos valiosísimos de la psicología de los últimos años y la ciencia que tiene por objeto reflexionar sobre la conducta humana.
Nos habla Fromm asimismo de la posibilidad y de la necesidad de estructurar una ética humanista, apoyada en la razón y vinculada con lo más valioso de la tradición filosófica moral; a todos los intentos de formular criterios objetivamente válidos y por lo tanto universales; a lo más sustancial del hedonismo, del pragmatismo de amplia acepción y de la filosofía de los valores. Una ética que tome al hombre como postulado y lo sitúe como fin último, tanto en el plano histórico -al liberarlo de la servidumbre y de la fe irracional en la autoridad social y robustecer la fe en sus propias fuerzas- como en el plano existencial, negando la necesidad de un vínculo con un autoridad trascendente. A la vez el autor intenta reconciliar al hombre con el forzoso relativismo de sus normas morales.