Los organismos vivos tienden a mantener un estado de equilibrio, de adaptación uniforme, en el transcurso de su contínua interacción con el medio. Para ello, necesitan subsistemas correctores que los acomoden a cualquier tipo de demanda. Estos subsistemas adaptativos actúan en función del procesamiento cerebral de toda la información biológica y preparan al organismo para la acción y el afrotamiento.