Novios que sueñan con una luna de miel sin salir del hotel; guardias municipales que no se suicidan sólo porque tienen nueve bocas que alimentar; pordioseros que hacen de la mendicidad un arte; ancianos que fingen una parálisis para conquistar su libertad: antihéroes que pueblan una época gris y que proporcionan una mordaz ironía a las historias de Azcona. La visión amarga y desencantada de una realidad mediocre puede desencadenar una sonrisa.