Después del nacimiento de su hijo Martín, los días, las semanas y el
propio presente de Ignacia dan un vuelco completo. Todas las
preocupaciones se han multiplicado: la comida de la guagua, el
supermercado, el menú de la semana, lavar la ropa, conseguir una buena
entrevista para la revista donde trabaja y, en fin, sacar adelante su
vida. Pero ya no puede más y necesita ayuda para no sucumbir en el
intento de dar respuesta a tantas obligaciones. Con gran sentido del
humor, este libro retrata las exigencias de las mujeres de hoy, y las
invita a detenerse, descansar, escuchar los consejos de los seres
queridos y reírse de los problemas cotidianos.