Conozco todas las sendas que conducen a
tu morada,
en la gran noche que se cierra,
alrededor de los cipreses.
Cuando te busco,
tu música se calla y no me busca,
a lo lejos.
Es tan sólo un lamento en el aire,
una voz de piedra,
un violín en cenizas.
¿Qué viento frío trae la canción de los mártires
tan cerca de mi nombre?