Alessandro Robecchi, uno de los periodistas italianos más incisivos, ha escrito una comedia negra llena de suspense y situaciones paradójicas por la que desfilan un par de matones a sueldo cultos y meticulosos, dos gitanos que no se andan con chiquitas, una joven sabueso con el corazón destrozado y coleccionistas de símbolos nazis. Por momentos ácida y estrambótica, mordaz y desternillante, la historia dispara con saña contra una sociedad fascinada con la telebasura y abonada a la cultura del pelotazo, sin dejar de recordarnos el drama de las capas más vulnerables de la población y la lacra de los movimientos de extrema derecha. Mediante un narrador omnisciente, cáustico y juguetón, Robecchi nos pasea por un Milán multiétnico y turbulento, fiel reflejo de un mundo cada vez más heterogéneo y complejo.