Llegada su jubilación en la capital, a la que acudió a trabajar tras cumplir el servicio militar, un hombre embargado por los recuerdos y añoranzas, visita el pueblo donde nació. Al llegar lo encuentra cambiado, vacío. Los cincuenta años transcurridos han modernizado casas y calles, pero hay contados habitantes. En el día que dura la visita recuerda las tristes vivencias de niñez que compartió con su mejor amigo, Teodoro. Va repasando en la memoria antiguas costumbres labriegas y sus recuerdos se centran en el deseado y misterioso asesinato de Juno, un terrateniente infame y cruel.