Argumento de Esperar en Noruego
Hay en estos poemas pasión hedonista y, también, la fiebre del después. Un farero resiliente, quizás el último de su oficio, contemplando los restos de todos los naufragios. Atesora, a modo de inventario, lecturas reposadas; apilando cadáveres de aquellos que fueron o somos: las inevitables 1979 muertes diarias. Nadie saldrá vivo.1