La España sórdida de las alucinaciones se ha acostumbrado a vivir, como Belmon do, À bout de souffle, lo que viene siendo Al final de la escapada, siempre al filo de los cuatro puñales que segaron la vida de Antonio Torres Heredia, el Camborio lorquiano de dura crin. España fallida, malherida, insalvable, herniada, electrocu tada, esterilizada, embalsamada, mamada, narcotizada, despechada, desquiciada, grillada, paranoica, catatónica, conspiranoica, ciclotímica, majara, temeraria, co prófaga, incandescente, demencial y abradacadabrante?, vive un viacrucis in terminable, camino del Gólgota. Y en una de estas acabará teniendo que echar el cierre por defunción, como la sucursal desguazada del Banco Hispanoamericano que el Sabina más granuja apedreó cantando.