España llegó a situarse en el primer plano de la política internacional. Para ello hizo falta la determinación de un Gobierno decidido a desarrollar un trabajo serio para ir ganando, poco a poco, con el apoyo de principios y convicciones sólidas, prestigio e influencia internacional. La prueba de ese trabajo metódico y constante queda reflejada en el anexo del libro de Muñoz-Alonso, donde se da cuenta detallada de la actividad internacional desplegada por los Gobiernos del Partido Popular entre 1996 y 2004. El objetivo de su política, en palabras de José María Aznar, fue "hacer de España una de las mejores democracias del mundo".