La asesora familiar Elizabeth Conners no supo qué pensar cuando María Santiago le pidió ayuda. Embarazada y aterrorizada, la joven afirmaba que por la noche la visitaba el fantasma de una niña, que la avisaba de que tenía que marcharse de su casa. Su marido, Miguel, trabajaba en Granjas Harcourt, una empresa agrícola del valle de San Joaquín, y creía que los miedos de su mujer se debían al embarazo. Preocupada por María, Elizabeth accedió a ayudarla y decidió hablar con los jefes de Miguel, que eran los propietarios de la casa donde vivía la pareja. Elizabeth no tardó en descubrir la profunda enemistad que existía entre los dos hermanos Harcourt. Carson era atractivo y respetado en la comunidad, y dirigía la granja debido a la incapacitación de su padre; Zach era la oveja negra de la familia. El primero estaba más interesado en Elizabeth que en sus preocupaciones, pero el segundo accedió a regañadientes a ayudarla a investigar la historia de la casa. Mientras un deseo inesperado los acercaba el uno al otro, Elizabeth y Zach sentían algo malévolo e inquietante en la casa. Y cuando el penetrante olor y el frío persistente de la maldad la envolvieron, Elizabeth se dio cuenta de que allí había pasado algo terrible en el pasado, algo que podía tener raíces criminales...