A menudo el silencio puede estar poblado de voces múltiples que no son la voz que nos da vida. Hablan nuestras heridas, nuestros temores, nuestras memorias rotas. Hace falta afinar el oído para ?escuchar? y actuar desde una voz más amiga; la voz del mismo Dios que quiere regalar ?vida y vida en abundancia? (Jn 10,10). La escucha, como clave de este libro, propone caminos posibles para hacer más audible esa voz en nosotros Escucha aprendida entre el esfuerzo y el don que se ofrece. Escucha madurada a veces en el combate espiritual. De la mano de algunos personajes bíblicos y de maestros como San Ignacio, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, descubrimos algunas pistas que nos pueden ayudar a discernir, ordenar y acallar ecos que puedan confundirnos, para amplificar la única voz capaz de susurrar la paz y el sentido. Quien tenga capacidad de navegar hacia adentro dispuesto a escuchar y a comprometerse con esa voz que da vida, seguro no andará muy lejos de Él, lo sepa o no.