A mediados de 1898, con el inicio de la insurrección filipina y la guerra contra Estados Unidos, la guarnición española de Baler se refugia en la vieja iglesia, único edificio de piedra del pueblo, en espera de la llegada de una columna de socorro.
Durante trescientos treinta y siete días resisten, incluso después de la perdida de la soberanía del archipiélago, luchando contra los rebeldes, el hambre, la enfermedad, la traición y la desesperanza...