Uno llega del pueblo para labrarse una carrera en la ciudad y ¿qué se encuentra? Un piso compartido más bien desordenado; una carrera, sí, pero una que parece de obstáculos y, de remate, un portal que da paso a otra dimensión repleta de tipos que quieren acabar contigo. Esto al menos es lo que le ocurre al joven Escardi en El poder de la voz. Un día cualquiera recibe una oferta de trabajo para doblar una película y cuando quiere darse cuenta ha aparecido en un mundo paralelo, Kagadah, muy distinto al nuestro. Allí Escardi deberá enfrentarse a una banda de malvados, los Disaster, que se han hecho con el control y siembran el caos por doquier. Pero Escardi no estará solo en su aventura: un joven de la dimensión paralela, Lausnes, será su compañero inseparable. Y además contará con la ayuda de otro aventurero imprescindible: tú, es decir, el lector de esta historia.