Una niña cercana a la adolescencia que es una especie de voz de la conciencia de la sociedad actual. Con sus peripecias, divertidas y tiernas, nos da una gran lección de humanidad, de comportamiento solidario, de búsqueda de la propia identidad y de superación personal. El texto desborda imaginación y está repleto de metáforas y juegos de palabras que nos conducen dulcemente hasta la reflexión que Mildre nos propone. Y todo de una forma alegre y entusiasta que hace que la lectura de Es raro ser niña, además de educar en valores, sea una experiencia divertida y amena, tanto para aquellos que se inician en el hábito de la lectura como para todos los que quieran disfrutar de un rato de optimismo y ternura.