Charlotte Adair se había pasado buena parte de su vida encerrada en una torre, de la que había conseguido escapar. La muerte de su padre le permitió ir a buscar al único hombre al que había querido, el multimillonario Rafe Costa, que se había quedado ciego y creía que ella lo había traicionado, por lo que planeaba vengarse seduciéndola.
Se quedó muy sorprendido al comprobar que era virgen. Y, unas semanas después de la tórrida noche que habían pasado juntos, supo que estaba embarazada. ¡de gemelos! Para que no lo privara de sus herederos, secuestró a Charlotte y se la llevó a su castillo. Pero ella no era una prisionera manejable, sino desafiante e irresistible.