1 Mantener, en todo momento del ataque, al equipo con un adecuado equilibrio ofensivo, mediante la adecuada ocupación de las zonas ofensivas.
2 Como consecuencia del punto anterior, poder realizar una transición de ataque a defensa de la forma más rápida y eficaz posible; se llegará al posicionamiento seleccionado para ser el espacio del terreno de juego en el que se desarrollará la fase defensiva, en el cual se tratará de presentar un bloque compacto y permanente.
3 Organizar en dicho bloque compacto el tipo de sistema defensivo a desarrollar.
4 Aplicación de los conceptos tácticos defensivos que nos permitan que el bloque no pierda nunca su estructura organizativa (temporizaciones, repliegues, etc.).
5 Tener zonas previstas de la recuperación del balón para, posteriormente, afrontar la fase ofensiva con la mayor eficacia posible. Capítulo I La transición de ataque a defensa Capítulo II Ocupación racional del terreno de juego Capítulo III La defensa zonal Capítulo IV Las coberturas y las permutas Capítulo V La presión colectiva Capítulo VI Las temporizaciones y los repliegues Simbología Bibliografía