Aquí no encontrarás planes y proyectos, pero sí la posibilidad de acceder a tí mismo. Y en ese espacio nadie puede acceder más que uno mismo. Dios siempre está ahí, y se está muy a gusto, aunque nosotros estemos muy a menudo fuera. La clave para construir un mundo más humano es descubrir lo bien que se está en el alma, en mi esencia, en mi ser, en ese espacio íntimo y sagrado.