Argumento de Enseñar Filosofía en los Albores de la Universidad (1200-1240)
A principios del siglo XIII, y como resultado de las transformaciones acontecidas en la Europa cristiana de la centuria anterior, emergió una nueva institución educativa: la Universidad. No fue ésta el resultado de un proyecto, ni siquiera puede decirse que en su origen existiese idea definida alguna de lo que debía ser, pero pese a que su estructura fue la consecuencia de respuestas dadas a cuestiones y disputas, marcó para siempre tanto el desarrollo de la educación superior como la intelectualidad en Occidente. Los efectos de su aparición fueron más allá, no obstante, de una mera estructura organizativa: la implantación de la licentia docendi trajo consigo la homogeneización de los estudios y, con ello, la voluntad de definir la estructura, la demarcación, los contenidos y los métodos de las distintas ramas del saber. Un ambiente en el que la filosofía, disuelta en el mundo latino entre las artes liberales y la teología, experimentó entonces un proceso de revitalización, primero como disciplina, después a modo de ciencia.
Este libro pretende sumergir al lector en los primeros momentos del siglo XIII de esa enseñanza de la filosofía: ¿por qué debía estudiarse la filosofía? ¿Cómo buscó su espacio entre las artes liberales y la teología? ¿Cómo se definió y estructuró el saber filosófico? ¿Cuáles eran sus contenidos? ¿Cómo se enseñaba y aprendía? Preguntas que se intenta responder a partir del caso específico de la Universidad parisina, centro en aquel período del desarrollo de las artes liberales, la filosofía y la teología; así como del Acceso de los filósofos a las siete artes liberales, uno de los primeros textos didácticos producidos por los maestros de artes. Para ofrecer una visión panorámica, el libro combina las aproximaciones histórica y filosófica y se organiza en tres partes: una primera, dedicada al desarrollo de la Universidad como institución, sus antecedentes y su funcionamiento, en especial en cuanto a los estudios de artes; una segunda, orientada al estudio del desarrollo de la filosofía y de sus relaciones con las artes liberales y la teología; y una tercera, que contiene una traducción profusamente anotada del texto mencionado. Todo ello para que el lector pueda conocer, sentir y experimentar la realidad de los maestros y escolares que enseñaban y aprendían filosofía en los albores de la Universidad.0